Tras dos años de silencio, Manolo García volvía a grabar un nuevo disco en 2001, esta vez con sólo la coproducción del guitarrista Pedro Javier González. Su nuevo álbum que se llamó Nunca el tiempo es perdido, grabado entre Gerona, Barcelona y París, y mezclado en Los Ángeles, contenía trece canciones pop con un toque más intimista que su primer trabajo en solitario y con mayor protagonismo de violines y elementos acústicos, destacando temas como Nunca el tiempo es perdido, Prendí la flor o Rosa de Alejandría. Las expectativas creadas con su anterior álbum hicieron de éste segundo trabajo número uno en ventas durante las primeras semanas tras su salida, llegando a vender más de medio millón de copias. Manolo salió de nuevo a la carretera para presentar el disco en directo, tan sólo dos días después de que el álbum se pusiera a la venta, realizando 72 conciertos durante cinco meses, con más de 500.000 asistentes. Acabada la gira, la demanda de directos llevó al cantante español a realizar una mini gira acústica por teatros y otros recintos de menor aforo hasta febrero de 2002. Este nuevo álbum estuvo acompañado de los premios amigo a "Mejor solista masculino español" y "Mejor álbum español", uno de los premios de la música por "Mejor álbum pop" y un premio ondas por toda su contribución al pop español.
Como ya hizo con su primer trabajo en solitario, Manolo García volvió a reunir sus singles en un box set de carácter artesanal, para sacarlo a la venta bajo el extenso título de Los singles + Canciones en directo gira 2001-2002 - Nunca el tiempo es perdido. En esta ocasión, además de incluir los singles comerciales con sus caras B, incluyó versiones en directo de su gira acústica y dos canciones nuevas improvisadas durante un concierto de la gira, que son Graná y Blues de la patilla.
A finales de noviembre de ese mismo año, se produjo un incidente que irritó al cantante y compositor catalán. El programa de televisión Operación Triunfo utilizó una canción del artista, Pájaros de Barro, pagando los derechos correspondientes pero sin pedir permiso al propio autor. Bajo el nombre de Operación Triunfo y el derecho a la disidencia, Manolo García realizó una queja pública donde dejó clara su postura y criticó con dureza y abiertamente el planteamiento artístico del programa y su excesiva orientación comercial.
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